comuoral7
Blog del grupo 07 del Curso de Comunicación Oral del Tecnológico de Costa Rica.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
lunes, 2 de agosto de 2010
DISCURSO LEIDO:
Este discurso se redacta por escrito, pero el orador lo pronuncia leyendo el texto directamente.
El método tiene sus ventajas, pero solo cuando se trate de discursos que deban pronunciarse en ocasiones especiales o cuando un desliz verbal, pudiera ocasionar consecuencias desagradables, cuando se requiera una expresión muy exacta y concisa o cuando deban ajustarse a limites prefijados de tiempo, como ocurre con la radio y la televisión.
DESVENTAJAS: se sacrifica parte del vigor y de la espontaneidad, que son esenciales en la comunicación oral. Se pierde el magnetismo de la mirada, y el discursante suele tomar un tono de voz totalmente distinto del tono de conversación o charla directa, perdiéndose así los cambios de inflexión, que a su vez se traducen en monotonía. Se pierde vivacidad, comunicación y contacto directo.
DISCURSO MEMORIZADO: equivale a leer un discurso escrito en la mente, en vez de leerlo del papel. Inconvenientes; uso de un lenguaje fácilmente identificado como artificial, sintaxis complicada y poca variedad en las inflexiones.
Entre los riesgos que entraña, está el fallo de la memoria, pues el solo cambio de una palabra, rompe la secuencia.
No se toma en consideración ciertas circunstancias o reacciones inesperadas del público; si se produce una interrupción se pierde el hilo, al punto que a veces es muy difícil volverlo a tomar.
DISCURSO IMPROVISADO: Improvisar no es repentizar. Por improvisar hemos de entender el arte y la técnica de decir con palabras diferentes conceptos e ideas ya previstas.
El orador debe saber de ante mano las ideas que va a expresar y confiar su formulación concreta, a la inspiración del momento. Se dicen palabras que no estaban previstas, pero sobre conceptos que ya estaban muy claros. Lo que hace difícil la improvisación, es la facultad de realizarla delante de personas extrañas a nuestra relación habitual y sobre un tema que conocemos poco o nada algunas veces. Sin embargo, cuando las ideas son claras, las palabras nunca faltan.
DISCURSO EXTEMPORE: es un procedimiento combinado. Este discurso está situado a mitad entre el discurso leído y el improvisado y se estructura y prepara en todos sus detalles. Generalmente, se escribe la totalidad del discurso, pero el orador no confía las palabras a la memoria, sino que practica el discurso en alta voz, siguiendo el plan trazado, pero expresándose con ligeras diferencias cada vez que lo pronuncia. Las charlas de clase pueden considerarse la mayor parte de las veces como discursos de este tipo.
http://incoralcomunicaciones.blogspot.com/2008/09/el-discurso-concepto-y-definicion.html
viernes, 30 de julio de 2010
Carmén Lyra
CARMÉN LYRA
En esta mujer morena y menuda, cuyo verdadero nombre fue María Isabel Carvajal, convivieron la Tía Panchita, querida cuentacuentos de grandes y chicos; la niña Marisabel, fundadora de la educación preescolar costarricense; Chabela, impulsora del Partido Comunista y precursora de las garantías sociales, los derechos de la mujer y la creación de la universidad pública y, por supuesto, la escritora Carmen Lyra, creadora de cuentos ficticios y narradora de realidades sociales.
Nació en San José en 1888 y, tras dejar atrás su ilusión infantil de convertirse en monja, cultivó su intelecto con los clásicos franceses del siglo XIX y los rusos más notables. Además, aprendió inglés y francés, y en 1920 obtuvo una beca a Europa, donde se empapó de las teorías educativas de nuestro siglo, principalmente las de María Montessori.
Su obra literaria es vasta e incluye su novela En una silla de ruedas (1919), Los cuentos de mi Tía Panchita (1929) y variedad de ensayos y artículos -Siluetas de nuestra vida republicana (1939), para mencionar uno-.
La guerra civil de 1948 la envió al exilio y entonces se estableció en México, adonde murió un año después, en 1949. Sus restos fueron sepultados en Costa Rica.
http://wvw.nacion.com/ln_ee/especiales/siglo/siglo13/siglo17.html
jueves, 29 de julio de 2010
La Comunicación No Verbal.
Lic. Sandra Cerro.
Los silencios de algunas personas muchas veces hablan. La voz de los silencios viene dada por aquello que no se dice, pero que sabe expresarse de otras formas, a través del lenguaje del cuerpo y de los gestos.
A la hora de analizar este tipo de lenguaje corporal hay que tener en cuenta varios factores. Uno de ellos, y fundamental, es el hecho de que todos los gestos no tienen el mismo valor en las distintas culturas o en distintos lugares del mundo. Pongamos por ejemplo el gesto de realizar un círculo uniendo los dedos pulgar e índice: en Estados Unidos significa “OK”, “correcto”; en Francia significa cero o nulo, y en Japón simboliza el dinero, una moneda. Otro de los aspectos a tener en cuenta es el hecho de que no pueden juzgarse gestos aislados, sino un conjunto de ellos, y dentro de una cierta y adecuada congruencia entre el contexto de lo que se dice y lo que gestualmente se expresa.
o Las manos:
Ejemplo claro es el encuentro de personas dentro de un ascensor, o nuestro comportamiento dentro de aglomeraciones. En efecto, cuanto mayor grado de intimidad y confianza se tenga con una persona, menor será el espacio físico que mantendremos con ella, y viceversa.
El espacio personal se extiende más hacia delante que hacia los lados, y es menor hacia la espalda. Entre enamorados se permite un espacio mínimo, y está comprobado que suele ser menor el espacio personal mantenido entre mujeres que el que se permite entre hombres.
La forma de contacto más usual es el apretón de manos. Se prefiere y es muestra de mayor cercanía y cordialidad un fuerte apretón a uno flojo y apagado. También son las caricias una muestra de afecto necesaria en todo contacto humano, ya sea íntimo o no lo sea; al igual que una palmada en la espalda como gesto de aliento, o pasar el brazo por encima de los hombros del otro en señal de apoyo y demostración de que puede contar con nosotros.
Las caricias, los gestos, las miradas, pueden sustituir a la palabra con un valor significativo y expresivo muchísimo mayor al de ésta. De ahí la importancia de la comunicación no verbal.
http://www.losrecursoshumanos.com/contenidos/1005-breve-estudio-sobre-la-comunicacion-no-verbal.html
Miedo a hablar en público
Miedo a hablar en público
Como se ha comentado en la lección anterior, el público no es el enemigo, sino que, bien al contrario, son personas que consideran que el orador puede aportarles algo, que no van a perder el tiempo escuchándole.
Por ello, no se debería tener un miedo desproporcionado a hablar en público, algo que, sin embargo, suele ser bastante habitual.
Tener miedo antes de una intervención pública es algo natural, por lo que uno no debería ser excesivamente autocrítico consigo mismo por que le ocurra esto, y no por ello ha de considerarse una persona débil e insegura.
Hay que analizar este miedo que a uno le atenaza y tratar de descubrir las causas que lo originan.
Uno se dará cuenta de que gran parte de este miedo es irracional, no obedece a motivos lógicos (miedo de hacer un ridículo espantoso, de que se rían de uno, de tartamudear, de caer en desgracia, de hundir el prestigio profesional, de que le abucheen…).
Son situaciones que no van a ocurrir y por lo tanto este miedo hay que rechazarlo por absurdo.
Otra tipo de miedo sí puede ser racional: obedece a situaciones adversas que pueden presentarse (quedarse en blanco, no saber contestar a una pregunta, que no funcione el proyector, etc.).
Frente a este miedo racional lo que hay que hacer es tomar todas las medidas posibles para reducir al mínimo las posibilidades de que estas situaciones se produzcan (por ejemplo, llevando fichas de apoyo, preparando el discurso a conciencia, verificando previamente de que el proyector funciona correctamente, etc.).
A veces también preocupa el pensar que el público pueda darse cuenta del miedo que uno tiene (sudores, temblor en el habla o en las piernas, cara demacrada, etc.), pero es muy difícil que esto ocurra:
Son reacciones físicas que uno percibe intensamente pero que apenas son percibidas por terceros. Además, en el caso hipotético de que así fuera, el público pensaría que son reacciones muy naturales, que a cualquiera le podría ocurrir.
La mejor forma de combatir el miedo es con una adecuada preparación: hay que trabajar y ensayar la intervención con rigurosidad.
Cuando se domina la presentación se reducen drásticamente las posibilidades de cometer errores; esto genera confianza y disminuye el nivel de ansiedad.
También resulta muy útil pensar en positivo, es decir, en la satisfacción tan enorme que a uno le produciría obtener un gran éxito.
El orador debe autoconvencerse de que con una buena preparación este éxito está al alcance de la mano.
Otro modo de combatir el nerviosismo es realizar, unas horas antes de la intervención, algún ejercicio físico intenso (un partido de tenis, salir a correr, etc.).
Esto contribuye a quemar energías y genera un cansancio físico que contribuye a calmar los nervios.
Cuando llega el momento de la intervención uno debe autoimponerse tranquilidad, especialmente en los momentos iniciales de misma.
Si uno consigue sentirse cómodo al principio, es posible que mantenga esta línea durante el resto de la intervención.
Subir al estrado con tranquilidad, sin prisas, mirar al público unos instantes mientras se le saluda, ajustar el micrófono, organizar las notas... y comenzar a hablar despacio.
A lo que nunca se debe recurrir es a tomar pastillas o un par de "copitas", ya que podrían generar un estado de aturdimiento que dificultase la exposición.
En todo caso, un cierto grado de nerviosismo puede que no venga mal, ya que permite iniciar la intervención en un estado de cierta agitación, de mayor energía.
La Importancia de la Comunicación.
La importancia de la comunicación en las relaciones laborales - Noticias.com
Ene 1, 2010 Noticias
Somos muchos los profesionales que con el transcurso del tiempo y, sobretodo, con la experiencia diaria, nos damos cuenta de la importancia que debe darse a la comunicación en el mundo de las relaciones laborales, además del propio de recursos humanos y de la empresa en general. En este sentido, es fundamental distinguir el público receptor de la información o mensaje a transmitir, y adecuarse en consecuencia a su nivel de interlocución, pues generalmente está alejado del ámbito de toma de decisión o incluso del de la propia negociación.
A los efectos del presente artículo, nos centraremos en la comunicación en el ámbito de las relaciones laborales, dejando claro de antemano que cuando hablamos de comunicación no pretendemos evitar o no seguir los cauces legales establecidos para negociar con los representantes de los trabajadores, sino que nos centraremos en lograr que determinados mensajes lleguen a todos los destinatarios pretendidos con la mayor objetividad posible en tiempo y forma.
“En la negociación colectiva, el tiempo de reacción es fundamental”
La comunicación es trascendente. Tal afirmación cobra mayor importancia cuando estamos negociando con una contraparte que emite y comunica con asiduidad toda aquella información y mensajes que realmente pretende transmitir a sus representados, obviando –en ocasiones- la parte menos atractiva de la información emitida. Es en esas situaciones de cierta tensión propia de la negociación colectiva, donde el mensaje que se pretende transmitir por una de las partes (generalmente la Dirección de la empresa), en ocasiones llega tergiversado o distorsionado, o incluso anulado.
Por ello cuando nos planteamos la razón de ser de la comunicación, que generalmente implica mayor esfuerzo (adicional a la carga habitual de trabajo), debemos partir por definir qué objetivo pretendemos lograr –asumiendo que estratégicamente está decidido y se apuesta por la comunicación-. Así, en función del objetivo a lograr, será fundamental el tiempo, la agilidad y la celeridad en realizar y emitir la comunicación con el mensaje a transmitir.
Es el caso claro que comentábamos de la negociación colectiva. El tiempo de reacción es fundamental y puede dejar inoperante el comunicado que hayamos preparado concienzudamente. Tal situación, en ocasiones no es del todo negativa, pero puede llegar a ser contraproducente, momento que entonces se vuelve en nuestra contra. Emitir mensajes fuera de los tiempos marcados entraña su riesgo, pues como bien reza el dicho: somos dueños de nuestras palabras, a lo que deberíamos añadir, y responsables de nuestras acciones: si estamos negociando y estamos manteniendo un calendario de reuniones o de acontecimientos previstos, no deberíamos emitir comunicados que no informen de la última de las reuniones mantenida (además de las anteriores, si ello tiene sentido), pues será extemporánea y puede provocar reacciones contrarias al buen clima negociador si ya se han alcanzado acuerdos parciales sobre la materia objeto de negociación, además del desconcierto propio del destinatario de la comunicación.
“Deberemos adecuarnos al nivel de interlocución y lenguaje existente del destinatario”
Otro elemento que deberemos analizar y considerar profundamente es el destinatario al que se dirige la comunicación, pues deberemos adecuarnos al nivel de interlocución y lenguaje existente, -marcando incluso el tono del propio mensaje para transmitir emociones si es el caso-, así como a los medios disponibles para llevar a buen cauce la comunicación pretendida. Para ello será preciso contar con un mapa de públicos al que podemos dirigir el mensaje y que lo interpretará. El mapa de públicos puede determinar igualmente el medio a través del cual comunicamos: verbal o escrito, pues no es lo mismo dirigirse a una asamblea de trabajadores con comunicados verbales claros y directos, que emitir un comunicado y exponerlo en un tablón de avisos, aunque el efecto que se pretenda lograr sea el mismo.
Al mismo tiempo que definimos cómo debe ser nuestra comunicación en el ámbito de las relaciones laborales, debemos considerar elementos tales como la necesidad, la oportunidad, la estrategia, la historia (cómo se ha afrontado situaciones pasadas similares a la actual en el pasado), la obligación (en términos individuales para el responsable o responsables de la emisión de la comunicación), así como la reactividad o proactividad en cada momento, y los medios o herramientas a nuestra disposición, elementos todos que deberemos ubicar en el mapa de públicos previamente identificado.
Sólo planteándonos la comunicación desde una perspectiva estratégica y considerando todas las vertientes que implica (aquí hemos citado algunas de ellas), podremos afrontar con cierta solvencia situaciones más o menos críticas. Una buena comunicación nos permitirá posicionarnos en aquellos temas y aspectos debatidos o a debatir, procurando cubrir todo el espectro de destinatarios, evitando la pérdida por el camino, creando desinformación -cuando llegan- o incluso, falta de credibilidad y falta de solvencia cuando ya se ha formado una opinión sobre un tema concreto.